Parte I
Parte II
Nos hallábamos ya todos en la superficie, a salvo de los innumerables grimlocks. Aerten dijo que la cabaña de su amiga Anoyt, una druida, se hallaba cerca del sitio dónde estábamos, así que fuimos para allá, con la esperanza de descansar, que Torc se recuperara de sus heridas, y hablar con los enanos.
Anoyt era una mujer austera, pero simpática, que nos acogió bién desde el principio (incluso a Torc, que siempre causa reticencias iniciales debido a su raza). Le pusimos al día de lo que había pasado en Doncastle, y pudimos hablar también con Thard, que nos contó que había sido enviado desde el subsuelo, junto con un grupo de enanos que habían perecido en el duro camino a la superficie, para encontrar a un enano que hacía varios años había salido a la superficie y no había vuelto. Al parecer su búsqueda iba a ser larga, pues no tenían ninguna pista de dónde podría estar ese enano.
Por otro lado, Anoyt preparó infusiones curativas para Torc, y el ambiente se volvió más distendido, ya que sacó hidromiel y nos la ofreció, a lo que Thard nos contó que era destilador y también traía consigo aguardiente enano. Pasamos un día entero en la cabaña. Anoyt se fué, pero nos dejó descansar. Durante el día, las chicas salieron a explorar la zona y hacer flechas, y entre conversaciones con Thard, se nos ocurrió ir a buscar miel para hacer hidromiel, ya que Anoyt se prestó a decirle la receta a Thard. Para ello, Aerten nos enseñó que con humo se puede espantar a las abejas para recoger su preciado tesoro. También nos bañamos en las aguas de un lago que había cerca de la casa de la druida, unas aguas reparadoras.
Decidimos volver a Doncastle para terminar de investigar. Vimos un molino semiderrumbado, con una trampilla bajo un pilar a punto de derrumbarse, inaccesible en principio. Pero somos tercos, y tiramos del pilar con una cuerda, provocando que se cayera. Después de apartarlo, pudimos tener acceso a la trampilla, pero no se podía abrir, ya que estaba encajada. La fuerza de Torc permitió adentrarnos en la trampilla, que resultó que no tenía nada interesante.
Investigando, vimos un cartel de la posada dónde tuvimos la pelea con los grimlocks, que descubrimos que se llamaba “El roble negro”. Para seguir investigando, nos separamos en dos grupos: Gwyneth y el enano ballestero por el oeste, y los demás por el norte. El grupo del oeste encuentra una capilla, que parece que fue saqueada ya por alguién. No supieron averiguar la deidad a la que estaba dedicada la capilla, y dentro no encontraron nada de interés, a excepción de una flauta, que Gwyneth me dió. En el norte encontramos unas empalizadas, y más adelante un jardín, con plantas exóticas que ni siquiera eran de esta isla, mezcladas con plantas autóctonas. En el jardín también había una casa en perfecto estado, muy grande y acogedora. Gwyneth nos llamó con un silbido, y fuimos a encontrarnos con ella. Una vez el grupo junto, y ya de vuelta a la casa del jardín, volvimos a escuchar los alaridos del primer día que visitamos Doncastle. Esta vez estaban muy cerca nuestro y parece que eramos las presas de las bestias que emitían tan aterrador sonido.
Nos replegamos alrededor de una roca, esperando a las bestias, que estaban muy cerca ya para ir a la casa del jardin a combatir con ellas. Se acercaron dos, que frenaron su paso a una distancia prudencial del grupo, eran bestias felinas, de un extraño pelaje. Pero sin duda alguna, lo que las caracterizaba más era lo que se dispusieron a hacer en aquel momento… una de ellas profirió su grito, acompañándo el aterrador sonido con un literal desgarro de la carne de sus caras, que dejó al descubierto los músculos de ésta. Todo el grupo se quedó conmocionado ante tan macabro espectáculo, pero nos armamos de valor y mantuvimos nuestra posición, excepto el enano ballestero, que salió corriendo presa del pánico. Thard fue trás él, intentando que no se alejara demasiado del grupo. Mientrás, Torc cargó contra uno de ellos, y los demás disparamos nuestros arcos. Los felinos atacaban tanto con garras como con mordiscos, pero Torc aguantó bastante bien sus ataques, mientras usaba sus dos armas para dejar a la bestia muerta en poco tiempo. Yo dormí a la otra bestia, y el lobo de Aerten se abalanzó a la yugular e hizo el resto del trabajo. Pero parecía que Thard y su amigo estaban en peligro, ya que oimos sus gritos.
Fuimos para allí y nos encontramos con que Thard se había enajenado y corría gritando, con una criatura persiguiéndole, mientrás el otro enano se defendía de otras dos. Torc fue a la ayuda del enano en apuros, con Gwyneth y Aerten, mientras yo disparaba a la que perseguía a Thard, para ver si lo dejaba tranquilo, pero ella siguió ensañándose con Thard, que estaba magullado por todas partes. Intenté dormirla, pero no tuve éxito, y Aerten me ayudó con su lobo, con tan mala suerte que un disparo suyo se clavó en mí. Thard estava a punto de morir, y Aerten y el lobo finalmente se encargaron del felino, mientras que los otros tres ya estaban apunto de matar a la única bestia que quedaba en su combate. Terminaron con ella, y yo fui a Thard, que estaba en el suelo inconsciente y sangrando por todos los sitios, y le tapé las heridas para que dejara de sangrar.